lunes, 5 de mayo de 2014

Valesïa: PRIMERA PARTE "INVASIÓN", CAPÍTULO 7



Valesïa: Primera Parte "Invasión", Capítulo 7

7


Del sur llegaron noticias aciagas, y Rodrian tomó al fin decisiones irreversibles.
De Tolen salieron nueve halcones. El mensaje que portaban era el mismo para todos los gobernantes.

La rapaz primera llegó a Coren, la segunda a Sagur, y luego a Puerto del Este, Baren, Puerto Grande, Galiun, Zurión y Puerto Frío, respectivamente, y la última a la ciudad milenaria de Mür.

Los halcones eran animales que gozaban de gran inteligencia, pero no podían transmitirse con la mente, así que portaban una carta atada a sus patas.

—¿Señor? —reclamó el mayordomo, llamando a la puerta.

—Pasa, Actéo —ordenó Cícleo. 

El hombre se encontraba en el escritorio de su habitación, donde repasaba varias cuentas de gastos en víveres que le había llevado Zino, el contable del castillo.

—Ha llegado un halcón de la Corte. Traía esto —le entregó un tubo fino y alargado. En su interior estaba la carta, enrollada.

Arrancó el sello de cera grandísimo que cerraba el sobre, con la forma de un castillo con dos torreones laterales y uno más grande en el centro. En el torreón grande había dos ventanas y en los otros, una. 

En la parte inferior del castillo había dibujada una puerta; encima de ésta, otros dos ventanucos y, en medio de ambos, un sol atravesado por cinco rayos, aunque parecía que salían diez rayos del astro. Sobre el castillo yacía una corona real.

Sacó el pergamino de dentro. En su parte superior estaba dibujado el emblema de Castrum, un castillo coronado igual al del sello, pero con la puerta de color azul y el sol y los rayos, rojos. Lo desenrolló y leyó para sí mismo:

«EDICTO REAL»

Ponía en letra elegante.

«Grandes señores del Reino.
Descendientes de Nortreum, Rotrum y otros países lejanos. Nuestras patrias que abandonamos en la Antigüedad para asentarnos en esta tierra de poderosos animales, seres superiores, y, en tiempos pasados, auris. En esta tierra de luz…».

La carta no se extendía mucho, pero Cícleo, atónito, tuvo que leerla otra vez. No podía creer lo que decía: el rey informaba que las guerras del sur se daban por concluidas. Bastión había sido prácticamente derrotado, y su población se preparaba para iniciar un éxodo masivo hacia el lejano norte.

Rodrian también comunicaba que numerosas orcas llegaron días atrás a la ciudad costera de Puerto Grande, en el mar del Oeste, e informaron de las matanzas de los cetáceos por los crasens, y de los batallones interminables de monstruos que avanzaban sin descanso por el litoral oeste del Reino Oscuro hasta Sombra.

Por último, aconsejaba el éxodo de todos los habitantes del reino hacia el norte y la forma de realizar dicho éxodo: se ejecutaría de forma escalonada y, dependiendo de la ciudad que se tratase, sus poblaciones tendrían que dirigirse a un lugar concreto. Los habitantes de Puerto del Este y Sagur partirían hacia Baren; los habitantes de Puerto Grande hacia Puerto Frío; los habitantes de Coren, Tolen y Bastión hacia Galiun; y los habitantes de Zurion, primero hacia Puerto Grande y, después, a Puerto Frío. Finalmente, las gentes de Mür marcharían hacia Puerto del Este y después hacia Baren.

El final del edicto decía simplemente:

Que los dioses nos protejan.

Tolen, 20 de agosto del año 1.104 de la Edad Nueva.
Rodrian Assis VI, Rey de Castrum.

Más abajo de las últimas palabras aparecía el sello real y la rúbrica del rey.
Cícleo levantó la vista y miró al mayordomo.

—Convoca al Consejo —dijo—. Dentro de una hora, todos en la sala.

Actéo asintió.

—Como ordene, mi señor —dijo el hombre.

—Y que vayan varios escribanos…, como mínimo diez; hay que difundir el edicto del rey a todas las comarcas.

El mayordomo, apresurado, salió de la alcoba tan rápido que no pudo ver la cara de preocupación de su señor.





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2 comentarios:

  1. Demasiado cortito. Sólo resaltar el emblema o sello que me ha gustado mucho.

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